Fallecidos
en 1963, el Gobierno de Fidel Castro no les tributó los honores
correspondientes a su trayectoria patriótica y jerarquía militar.
"El general
de brigada Loynaz del Castillo no murió solo, pero sí apartado, no por su
avanzada edad —pues conservó lucidez y energías hasta su último suspiro— sino
por no haber prestado su nombre y prestigio a las nuevas autoridades impuestas.
Tenía varios hijos que le sobrevivieron: Dulce María, Enrique, Carlos Manuel y
Flor, de su primer matrimonio con María de las Mercedes Muñoz Sañudo, una rica
heredera criolla, y otros de sus matrimonios y uniones siguientes.
Loynaz del
Castillo también escribió un Diario de campaña que después de muchas e ingratas
gestiones, gracias al empeño de su hija Dulce María quien lo transcribió
amorosa y cuidadosamente, y al apoyo decisivo de la entonces funcionaria Lucía
Sardiñas, pudo por fin publicarse, cumpliendo así el anhelo supremo de la
Premio Miguel de Cervantes: "Ese es el mayor triunfo y la alegría más
grande de mi vida", me escribió en una carta.
Loynaz fue
el autor del "Himno de la Invasión a Occidente", que fuera
considerado como el otro canto republicano junto con el "Himno de
Bayamo", de Perucho Figueredo. Este sirvió como aliento musical en la
Guerra de los Diez Años, y aquel en la Guerra de Independencia. De hecho, se
consideraba el himno de Loynaz como la tonada oficial del Ejército Nacional de
Cuba".