Una de las varias cartas intercambiadas por Dulce María Loynaz con Gabriela Mistral, que han sido digitalizadas por la BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE. En esta especialmente le solicita apoye la postulación de Concha Espina al Premio Nobel de Literatura.
La Habana, noviembre 22-53
A Gabriela Mistral:
Querida Gabriela: ¡Qué sorpresa su carta! Me tiene Vd. tan acostumbrada a sus silencios...Antes de irme a Europa le escribí dos o tres veces, y sobre asuntos muy importantes para Vd. - yo al menos lo juzgué así- como las gestiones realizadas por Pablo cerca de su embajador aquí para proporcionarle ese sitio ideal y un poco difícil que Vd. quería en Cuba, gestiones que dicho sea de paso tuvieron compelto éxito...Pues nada, ni una palabra suya...Hasta ahora.
Entonces me fui a Europa y naturalmente no le escribí más...Y ahora, mi querida amiga, viene Vd. a decirme con mucha gracia si "mis españolas" me han hablado mal de Vd. para que yo no le escriba...
Usted es maravillosa Gabriela...Bueno, dejemos las cosas así y paso a informarle sobre lo que me pide: la empleada Enriqueta Fernández fue visitada por mi secretaria en el domicilio que señala, o sea Aguacate 60 y aunque ella estaba ausente, su hija recibió su mensaje y manifestó que se entendería directamente con Vd. por correspondencia a cuyo efecto tomó nota de su dirección, del nombre de Doris y demás particulares que interesaban a Vd. De modo que si ella tiene el mismo interés, no tardará en escribirle y ponerse de acuerdo con sus intenciones. Complacida y servida en tan pequeña cosa.
Algo más grande voy a pedir yo...Ahí va, Gabriela. El año pasado pedí a Vd. que haciendo uso del derecho que le da siendo Vd. un Premio Nobel, tuviera a bien solicitar el mismo para Concha Espina.
En esa ocasión me dijo Vd. que mucho le complacería se lo dieran a Concha, pero que Vd. tenía su voto comprometido para a Rómulo Gallegos. Supongo que para este año que todavía no ha empezado, su voto esté libre y yo repito mi ruego: pídalo para Concha Espina que lo merece y además concurren en ella circunstancias humanas que no existen en otros aunque también lo merezcan...
¡Sería el único modo de iluminarle su larga noche, Gabriela! Y aun más aunque no lo obtuviera - que ya se sabe lo difícil que es eso- creo, estoy segura de que Concha Espina se sentiría feliz solo de pensar que alguien pidió el premio para ella y que ese alguien es nada menos que usted...Hágalo Gabriela y yo la querré más todavía de lo que la quiero.
Vea que nunca le he pedido nada, ni siquiera la el artículo que me prometió hace siete años sobre mis versos, ni el prólogo también ofrecido para este libro que le mando y que sale sin él porque Vd. no volvió a acordarse de su ofrecimiento... No se lo tengo a mal, con el corazón lo digo, pero quiero ver si así la muevo en favore mi deseo. Quizás Vd. no me dio esas cosas porque yo no las pedí, aunque mucho las deseaba y aun las necesitaba. Por eso ahora pido, para que no le quede más remedio que complacerme.
Escríbame esta vez por favor. Yo la quiero siempre, aun detrás de su muralla de silencios. Salúdme con mucho afecto a Doris y también a Hilda si la tiene cerca.
Pablo besa su mano y yo la abrazo muy tiernamente. Suya
Dulce María
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