Con portada del diseñador cubano Eduardo Herrera Moreno (*), Fábulas del mar sale publicado en 1994 por la Editorial Loredo de Gijón, España, bajo los auspicios de la Universidad de Oviedo en Asturias, España, en el marco de las Jornadas Culturales Cuba-Asturias y promovido por la generosidad del Dr. Jesús Ortea Rato, Catedrático de la Universidad de Oviedo en Asturias. Este libro, de treinta y dos páginas, ofrece diez fábulas, dos poemas y veintitrés adivinanzas escritas e ilustradas por Alejandro Herrera y está prologado por la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes de 1992, cercana amiga y familiar del autor, con cuyas palabras nos honramos en iniciar esta sección de la Fundación Cultural Enrique Loynaz, que lleva el nombre de su padre: el General Enrique Loynaz del Castillo, un glorioso dominicano.
Prólogo:
Intervención profana
No es nuevo el estilo de representar por medio de animales que parecen repetirlos, gestos y sentimientos de los hombres. Pero hacerlo exclusivamente dentro de un género o especie, como todo trabajo de selección ya es empresa más difícil, más condicionada a un campo muy reducido en la búsqueda. Tal ha sido a mi juicio el logrado propósito de este joven científico que ha sabido unir la ciencia marina a la literatura infantil.
Los grandes fabulistas -Esopo, Iriarte, Samaniego, La Fontaine- se han movido siempre en amplio campo, el que les brinda la tierra y el aire, pero elegir exclusivamente el hábitat marino para reino de sus criaturas, es cosa que considero una originalidad del autor; ella conlleva la ampliación del horizonte cultural del niño y mueve su interés en nuevos rumbos. Como si esto fuera poco para justificar el hecho de su impresión en letra de molde, puede añadirse que el trabajo ha sido realizado en verso, y en verso asonantado lo cual facilita en gran parte la fijación de lo dicho en la memoria.
El verso es siempre un lujo del lenguaje, pero un lujo en este caso muy eficaz para fijar en la memoria del que lee, la idea que se le quiere trasmitir. He aquí explicada mi intervención en campo ajeno al mío, pero al que en cierto modo me considero con algún derecho ya que si bien en otra forma también he buceado en el mar de la poesía.
Dulce María Loynaz
La Habana, 5 de diciembre de 1994
(*) Suponemos que se trate del hermano de María del Carmen Herrera Moreno, heredera universal de Dulce María Loynaz.
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